viernes, 2 de agosto de 2013

A Clockwork Orange

 Novela de Anthony Burgess traducida al español como "La naranja mecánica", publicada en 1962 y adaptada cinematográficamente por Stanley Kubrick en 1971. Gran cantidad de temas son los que giran alrededor de esta historia: ultraviolencia, robo, sexo, drogas, pandillas, conductismo, "libertad", entre otros; los cuales pueden ser analizados desde una perspectiva social, cultural e, incluso, psicológica (tanto a nivel narrativo como cinematográfico).
  Burgess mencionó que el título deriva de la expresión “As queer as a clockwork orange” ("tan raro como una naranja de relojería"), pero esta explicación no fue del todo convincente y pronto salieron a la luz nuevas interpretaciones. Se comenzó a rumorear que su idea original era titular el libro como "A Clockwork Orang" y que, tras una ultracorrección, terminó con el nombre que hoy todos conocemos.
  Esta otra versión se apoya en el hecho de que el autor trabajó como oficial de educación en Malasia después de la guerra, donde pudo aprender el idioma. La palabra "orang", en malayo, significa hombre. De esta manera, el escritor hizo un juego de palabras y, realmente, lo que el título significa es "El hombre mecánico", aludiendo al hecho de que una máquina puede programarse para desempeñar una tarea, pero siempre al costo de quitarle otra función. De hecho, en su ensayo "Clockwork oranges", el mismo Burgess menciona que "este título sería ideal para una historia acerca de la aplicación de los principios mecánicos a un organismo que, como una fruta, cuenta con color y dulzura". Se alude, entonces, a las respuestas condicionadas del protagonista; a las sensaciones de maldad que coartan su libre albedrío. Es decir, la imposibilidad de Alex para provocar daño a causa de la técnica de Ludovico, al costo de su incapacidad para defenderse 
  Así, entra en debate un hecho socialmente perturbador: ¿hasta qué punto es "correcto" intervenir en la autonomía de una persona?. En la película podemos observar claramente cómo Alex es torturado por la Novena Sinfonía de Ludwig van Beethoven, hasta el punto de intentar suicidarse. Entonces, ¿vale la pena pagar el precio de no poder controlar ciertos impulsos, con el fin de reinsertarse en la sociedad? Las respuestas a la pregunta son diversas.


 Siguiendo la línea de esta interpretación, muchos psicólogos han asociado la historia con la corriente conductista; la cual sostiene que los individuos se comportan según el patrón estímulo-respuesta. El proyecto Ludovico, justamente, trabaja asociando un estímulo incondicionado y su respuesta con un estímulo neutro. De esta manera, el objetivo es  que Alex asocie la violencia con el malestar estomacal. Así, cada vez que quiere actuar agresivamente, le duele en forma intensa el estómago y no puede hacerlo. Se pone en evidencia que las dimensiones psíquica y biológica del ser humano pueden no estar estrechamente ligadas; ya que Alex se sigue sintiendo atraído por la violencia y lo que no le permite ejercerla no es su mente, sino su cuerpo.
   El libro, narrado por Alex, está escrito con abundancia de expresiones “nadsat”, una ficticia jerga adolescente, mezcla de palabras basadas en el idioma ruso, ciertas voces de la jerga rimada Cockney y palabras inventadas por el propio autor.
   Burgess utilizó la creación de una jerga adolescente para hacer "atemporal" la obra ya que, de otro modo, el paso del tiempo hubiera revelado en la sintaxis y vocabulario un libro no actual. Así, este lenguaje actuaría con un efecto anti envejecimiento, que permitiría su lectura fluida pese al paso del tiempo, lo cual, en mi opinión, fue una brillante idea.
  Recomiendo totalmente leer "La Naranja Mecánica", hayan visto o no la película. A pesar de tener palabras desconocidas para uno, por lo que es necesario mirar el glosario en algunas cuantas ocasiones, es de lectura fluida debido a su emocionante trama. En mi caso particular, se me hizo una adicción el leerlo. No existe nada igual a este libro, todo en él es sumamente original, por lo que mantendrá atrapado al lector en todo momento. Uno de los fragmentos que más llamó mi atención fue: "La música y el acto sexual, la literatura y el arte, ahora ya no son fuente de placer sino de dolor" Se podría decir que, en cierta forma, resume la trama de la historia.
  Por otro lado, su final difiere al de la película, el famoso "capítulo 21"; por lo que no será un aburrimiento para aquellos que ya la hayan visto. Además, cuenta con pequeñas diferencias respecto a algunas escenas particulares, ya que si hubiesen sido transmitidas tal cual, hubieran resultado demasiado “shockeantes” para el público de la época.

"Videa bien, hermanito. Videa bien"


No hay comentarios.:

Publicar un comentario